Empecemos con la consideración de
que no todas las relaciones fracasan, no todas son un éxito y entendamos que
ese concepto de éxito y de fracaso es relativo para cada persona.
La psiquis femenina es un
torbellino de emociones, sentimientos y necesidades que muchas veces a pesar de
nuestra natural expresividad, no podemos exteriorizar. El mundo evoluciona al
mismo tiempo que lo hacemos los seres humanos, sin embargo, esta evolución del
universo no depende de nosotros. Nuestro mundo emocional, sí.
La primera muestra de fracaso
emocional se representa por la exagerada dependencia que depositamos en nuestra
pareja. Esa necesidad incesante que en ocasiones nos hace olvidarnos de nosotras
mismas y que nos hace falsamente creer que nuestra felicidad está únicamente en
manos y presencia de la llamada “otra mitad”. Algunas le llamarán media
naranja, yo le diré… medio limón.
La idea de medio limón es debido
a que en muchas ocasiones los problemas entre parejas nos convierten los
momentos dulces en ácidos, pero el secreto es encontrar el balance de sabores. A
algunas, como a mí, nos fascina el limón y encontramos en cada probada un
exquisito gusto por aderezar con este cítrico. En español, las relaciones jamás
serán perfectas y el verdadero éxito está en persistir en la búsqueda de ese
punto intermedio que nos hace amar a nuestra pareja con defectos y virtudes,
tal y como esperamos que ella lo haga con nosotras. Sin pasar los límites
claro. Pues tampoco es saludable que perdamos nuestra identidad y nuestro
típico sabor únicamente para complacer a nuestra pareja.
La mayoría de mujeres vamos por la vida sin reconocer nuestros errores en relaciones y al llegar a una nueva caemos en la desgracia de volverlos a cometer. Así que antes de recriminar a nuestra pareja los suyos, identifiquemos los propios sin justificarnos y cambiemos esos pequeños o grandes detalles que consumen la armonía de pareja.
La comunicación es vital y el reconocer que las mujeres somos ese volcán saturado de emociones y muchas veces drama... es que así somos, no hay por qué negarlo. Por lo tanto, tiene que existir un verdadero equilibrio, contar hasta mil si fuese posible, reducir la carga de celos, poner atención a los buenos detalles y hablar... siempre hablar. Buscar un momento y un lugar ideal para platicar de aquello que nos incomoda o para pedir las cosas que nos hagan falta. Es que no tiene nada de malo hacerlo, si quieres algo, pues pídelo. Asumir que tu pareja es clarividente o que lee tu pensamiento es erróneo. Así, como asumir que sabes al 100% lo que tu pareja quiere... no te pierdas, somos mujeres, por ende impredecibles y emocionales. Jamás queremos lo mismo, nuestro humor no es siempre el mismo, lo mismo nunca es lo mismo en nuestro mundo.
Recuerda que así como buscamos que la vestimenta nos combine con los accesorios, las mujeres buscamos que nuestras emociones combinen con nuestros días y por ello nunca, nunca se nos descifra. Ese misterio en pareja, puede dilucidarse en ocasiones, pero no es la regla. El arte de la sana convivencia es aceptarnos y aceptar a nuestra pareja. No cambiarla ni permitir que nos cambien, pero sí hacernos crecer y mejorar juntas.
Habrá días buenos, otros no
tanto. Y es en esta parte en que debemos saber que para que una pareja tenga
éxito, se necesitan de las dos y para que la relación acabe de una sola que no
esté dispuesta a seguir adelante. Jamás (y es regla a seguir) encontraremos la
felicidad en otra persona, el sentimiento de alegría y el sentido de pertenencia
que asumimos por felicidad en pareja, no es más que esa felicidad que ya
tenemos dentro y que al estar con esta persona se exterioriza de muchas formas.
Pero sí podemos ser felices solas, ¿quién dice que no? Ese es uno de los
secretos del éxito en pareja y más entre mujeres, siendo felices en nuestra
individualidad podremos ser felices en conjunto.
Una mujer segura de sí misma,
sobresaliente, decidida y alegre es mucho más atractiva para los ojos de las
demás que una chica tímida e insegura. ¿Por qué? Pues porque la interacción y
la comunicación se facilitan, se dan en forma sencilla y natural no se fuerza.
Así que, a demostrar esa
seguridad en nosotras mismas y a deleitarnos en nuestra belleza única. El éxito
en pareja depende de muchos aspectos, pero más de la identidad propia, el
conocimiento de nuestros límites y en el mantenernos fieles a lo mejor de
nuestra esencia desechando lo negativo que nos limita. Ser felices en el interior y exterior para poder compartir esa felicidad con la pareja.
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